Luego de haber analizado los contenidos de las planes de gobierno de todos los candidatos en primera vuelta y, naturalmente los dos que quedan para la segunda, la única conclusión válida de este ejercicio de investigación es que el turismo no está en la visión de estadista de cada uno de los candidatos Castillo y Fujimori, no figuramos en dichos planes como uno de los 4 motores de la economía nacional, tampoco como la mejor tierra fértil para las inversiones y, por consiguiente, para generar los miles de empleos que necesitamos con urgencia. Creo que ninguo de ellos, ni sus equipos técnicos sabe nada del significado de los valores agregados y lo que aporta dentro de ellos el turismo.
Para los que estamos décadas en el sector como yo, comprobamos una vez más cuán alejada está la clase política y, al mismo tiempo, cuán torpe y miope es su concepción del desarrollo y crecimiento. Tal vez tengamos la culpa nosotros mismos por la situación en la que nos encontramos al no haber tendido un puente entre los políticos y nosotros en el sentido del aprendizaje del potencial del turismo. Algunas opiniones mías al respecto las presento acá no sin antes señalar que seguiré aportando con propuestas que ya las he manifestado hace años en mis libros y artículos, muchos de los cuales están en este blog y mi web.
Cuestión 1.
Gane quien gane, más le vale que llegue con un Plan de Turismo 2021-2026 que reformule el actual con propuestas y proyectos alcanzables y realistas. Dicho sea de paso, he visto pasar a casi todos los directores de turismo, secretarios de Estado y viceministros. Ninguno trajo nada concreto, un plan, un proyecto o una hoja en word. Nada de nada. Solo uno se salva. Don Ramiro Salas Bravo quien, en efecto, trajo un plan que publicó, distribuyó y se echó a ejecutarlo. Bien por él. Pero los demás, una lágrima. He aquí la explicación del porqué ocupamos el lugar 49 del ranking mundial de competitividad entre 140 países según el Foro Económico Mundial.
Como todo plan, deben de aportar cifras, objetivos y metas para evaluar al final. Servirá para aplaudir en el 2026 sus logros o para la silvatina por sus incapacidades. Es increíble leer lo que hemos leído en los documentos presentados al JNE. Lo que debemos de tener entre manos es un documento innovador, distinto, pràctico que sea pasible de evaluarse. Bastaría que sea uno como el de Costa Rica, sin chamullo, floro u objetivos inalcanzables ni propaganda de lo que ha hecho el ministro saliente. Ojo que Costa Rica se ubica en el puesto 41 del ranking de competitividad y nosostros en el 49. Algo tenemos que aprender de ellos.
Cuestión 2.
Cualquiera que gane debe de traer un muy competente cuadro de profesionales empezando por un viceministro y sus altos cuadros con estudios de turismo y hotelería expresados en maestrías. No traer improvisados, amateurs, aficionados o hueleguisos. Hoy en día, en el mundo del conocimiento, sería pueril encontrarnos otra vez con un director general que no sabe o no tiene experiencia, o gerente o viceministro que está allí solo por ser amigo del ministro, práctica común en el Perú. Por eso el descalabro.
Cuestión 3.
El nuevo gobernante debe de traer una visión diferente sobre el turismo peruano y no dedicarse a cientos de cosas menudas o de ripio, escribir oficios o firmar memorandos sino dedicarse a grandes planes y proyectos que alimente la introducción de nuevos productos para colocarlos en el mercado. Por ejemplo, el Plan Tumbes-Piura, el pequeño Miami del norte; El Plan Selva Central con cientos de ressorts a la vera de los ríos Tulumayo, Chanchamayo o Perené, el Plan Nororiental desde Chiclayo hasta Yurimaguas e Iquitos y finalmente el Plan Iquitos. Todos ellos merecen un trabajo serio, concreto y de ejecución con una agresiva promoción de inversiones.
He adelantado algunos bosquejos de lo que debería de hacer el gobernante. Sin duda que el elegido debe de salir y ser de las canteras del empresariado en un nuevo ensayo. Ojalá no me equivoque.
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