Intenso debate se vive hoy en el Perú debido al proyecto de nueva ley universitaria que deroga a una que data de 1994. El tema se origina porque se han puesto en vitrina nuevos concepto en esta propuesta como los de la calidad de la educación superior, la evaluación y acreditación, la investigación científica y el aporte cultural, profesional y educativo que estas casas de estudios deben de significar para el país.
El debate tiene sus tirios y troyanos, en especial porque se ha previsto la eliminación de la raleada Asamblea Nacional de Rectores la que luego de 20 años muy poco tiene para mostrar como logros emblemáticos. Por el contrario, es acusada de haber permitido que funcionen universidades sin el menor recato académico ni prestigio por lo menos a nivel sudamericano. El resultado es que no aparecemos en ningún ranking respetable del mundo. En resumen, un retroceso total, más aún cuando aspiramos a ser un país emergente y del primer mundo en el mediano plazo a sabiendas que el único camino para ello no es reducir la pobreza sino educar al pueblo para que su prodigiosa imaginación se convierta en nuevos conocimientos para crecer.
Los ángulos más destacados se refieren a la calidad de la educación referida a la docencia y a la investigación científica expresada en publicaciones, libros, artículos, etc. Y sobre este tema hay bastante tela que cortar en turismo.
Los ángulos más destacados se refieren a la calidad de la educación referida a la docencia y a la investigación científica expresada en publicaciones, libros, artículos, etc. Y sobre este tema hay bastante tela que cortar en turismo.
El texto acaba de ser aprobado por la Comisión de Educación del Congreso de la República y entrará a debate final ante la asamblea del congreso en la semana que viene. De manera que tendremos nueva ley sí o sí. Me parece que como van las cosas, el proyecto será aprobado con pocas enmiendas.
Ahora bien, en lo que corresponde a las escuelas de turismo y el espíritu de esta norma, creo que nos viene como anillo al dedo por los fundamentos que he de manifestar uno uno. Mi esperanza es que con estos nuevos mandatos, las escuelas de turismo de las universidades nuestras se conviertan en verdaderas agentes del desarrollo, la investigación y el aporte tecnológico al que está llamado a desempeñar.
Cuáles son los problemas centrales de nuestras escuelas de turismo universitarias? Respuestas de testigo presencial.
1. No opinan nada de nada. Silencio total y oscurantismo. Es decir, lo esencial de la universidad que es emitir opinión sobre los grandes temas sectoriales, por ellas no pasa nada. Esto es para las 45 escuelas e turismo del país. Me da vergüenza ajena. Es la debilidad más grave que acarrea a otras.
2. Investigación científica. En el mismo plano que la investigación en general, las escuelas de turismo no investigan salvo el caso de la Universidad de San Martín de Porres que cuenta con un instituto específico. Lo demás no es serio. A este respecto, creyendo que investigan, solicitan tesis de grado a sus alumnos....y dan de plazo 15 semanas... No es serio. Una tesis en 15 semanas no alcanza ni para hacer un capítulo de fondo. Pero así es el pensamiento de la mayoría de directivos de las escuelas. Más aún, sus tutores no tienen ni el conocimiento ni la experiencia en turismo. Bastará leer en este blog la archivos de asesoramiento de tesis de turismo que ofrezco gratuitamente a desesperados muchachos que no tienen orientación.
3. Equipamiento e infraestructura. Reconozco la excelencia de su equipamiento a las universidades: San Ignacio de Loyola, Cordon Bleu, San Martín de Porres, Ricardo Palma y UPC. Las demás acusan serios problemas para el aprendizaje. No tienen talleres mínimos como los de Alojamiento, Restaurant, Cocina, bar, Recepción, Global Distribution System. Es impensable que alguien que no haya pasado por estos talleres sea competitivo.
4. Biblioteca. Me es sorprendente que las escuelas no tengan bibliotecas especializadas, menos libros de turismo, hotelería y gastronomía. Por consiguiente, no hay un plan lector de los libros esenciales que todo estudiante de turismo debe leer sí o sí. Y cuando los hay, he encontrado un libro de un título usado por 500 alumnos. Sin política de lectura, será difícil que el graduando tengo un discurso personal acerca del turismo en el Perú y el mundo.
5. Planes de estudio. Es preciso una revisión exhaustiva de este tema comparándonos con otras escuelas de América. En mi condición de Socio Fundador de la Confederación Panamericana de Escuelas de Turismo y Hotelería, CONPEHT, debo decir que unas cuantas están a la altura de cualquiera de ellas. Modernas, equipadas, con un staff de profesores de nivel, experimentados. Vale la pena. Pero con el boom de la gastronomía, apareció esto: Licenciado en Turismo, Hotelería y Gasronomía. Es decir, ni chicha ni limonada. En 10 ciclos, van 3 ciclos por cada especialidad. No creo que sean competitivos así.
Sin embargo, reconozco también la política correcta elegida por las más centradas que han optado por una sola especialidad en sus planes de estudio.
6. Profesores y Directores. Este es el verdadero talón de Aquiles de las escuelas que hace que no tengan especialistas y profesionales de turismo entre sus cuadros docentes. En las escuelas públicas, primero va el profesor de la escuela de medicina que no tiene nada que hacer pero que es amigo del decano. Acá sí tiene lugar. Mucho menos la idea del profesor investigador no existe. Esto hace la diferencia entre una universidad chicha y una europea. Digo esto porque provengo del Centro de Altos Estudios Turísticos de la Universidad de Aix Marsella. De modo que tengo una idea bastante extensa de lo que significa investigar. A esta universidad francesa le debo mi obra de investigación traducida en más de 19 títulos publicados.
Para terminar esta lista que sigue en problemas por solucionar. Una palabra mágica irrumpió en el escenario y el debate de la ley. ACREDITACIÓN. Creo yo que para asegurar la calidad educativa, las escuelas de turismo deben de acreditarse ante organismo internacional competente. No con la empresa amiga del rector porque sino no habremos dicho nada. Están de por medio las expectativas de miles de estudiantes que encuentran en el turismo un medio de vida y desarrollo personal y de miles de padres de familia.
3. Equipamiento e infraestructura. Reconozco la excelencia de su equipamiento a las universidades: San Ignacio de Loyola, Cordon Bleu, San Martín de Porres, Ricardo Palma y UPC. Las demás acusan serios problemas para el aprendizaje. No tienen talleres mínimos como los de Alojamiento, Restaurant, Cocina, bar, Recepción, Global Distribution System. Es impensable que alguien que no haya pasado por estos talleres sea competitivo.
4. Biblioteca. Me es sorprendente que las escuelas no tengan bibliotecas especializadas, menos libros de turismo, hotelería y gastronomía. Por consiguiente, no hay un plan lector de los libros esenciales que todo estudiante de turismo debe leer sí o sí. Y cuando los hay, he encontrado un libro de un título usado por 500 alumnos. Sin política de lectura, será difícil que el graduando tengo un discurso personal acerca del turismo en el Perú y el mundo.
5. Planes de estudio. Es preciso una revisión exhaustiva de este tema comparándonos con otras escuelas de América. En mi condición de Socio Fundador de la Confederación Panamericana de Escuelas de Turismo y Hotelería, CONPEHT, debo decir que unas cuantas están a la altura de cualquiera de ellas. Modernas, equipadas, con un staff de profesores de nivel, experimentados. Vale la pena. Pero con el boom de la gastronomía, apareció esto: Licenciado en Turismo, Hotelería y Gasronomía. Es decir, ni chicha ni limonada. En 10 ciclos, van 3 ciclos por cada especialidad. No creo que sean competitivos así.
Sin embargo, reconozco también la política correcta elegida por las más centradas que han optado por una sola especialidad en sus planes de estudio.
6. Profesores y Directores. Este es el verdadero talón de Aquiles de las escuelas que hace que no tengan especialistas y profesionales de turismo entre sus cuadros docentes. En las escuelas públicas, primero va el profesor de la escuela de medicina que no tiene nada que hacer pero que es amigo del decano. Acá sí tiene lugar. Mucho menos la idea del profesor investigador no existe. Esto hace la diferencia entre una universidad chicha y una europea. Digo esto porque provengo del Centro de Altos Estudios Turísticos de la Universidad de Aix Marsella. De modo que tengo una idea bastante extensa de lo que significa investigar. A esta universidad francesa le debo mi obra de investigación traducida en más de 19 títulos publicados.
Para terminar esta lista que sigue en problemas por solucionar. Una palabra mágica irrumpió en el escenario y el debate de la ley. ACREDITACIÓN. Creo yo que para asegurar la calidad educativa, las escuelas de turismo deben de acreditarse ante organismo internacional competente. No con la empresa amiga del rector porque sino no habremos dicho nada. Están de por medio las expectativas de miles de estudiantes que encuentran en el turismo un medio de vida y desarrollo personal y de miles de padres de familia.
Saludos Carlos, me parecen interesantes los puntos propuestos, y es verdad la universidad de hoy en día no esta hecha para investigar sino para crusar un sendero que te lleve a un trabajo, mas nada, la investigación se quedó para los academicos, es ahi donde estamos mal, la universidad se ha hecho para investigar, lamentablemente las grandes empresas han creado sus universidades para llenar de disque profesionales y ocupar cargos donde solo quedan grandes los títulos, por mas esta decir que es una carrera laboral y no universitaria, es por eso que existen empresas consultoras, porque los profesionales no pueden solucionar problemas, porque llegaron tarde a la clase, pero bueno me sumo a la causa que se tiene que desacelerar esta carrera, y invertir en infraestructura, en horas de investigación. La Acreditación bajo estandares internacionales es la mejor garantia para un profesional. Atte. Yuvan Florian
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