Los exitosos proyectos de turismo de España, Francia, México o el de COPESCO de entonces, explican claramente la enorme
necesidad de planificar y ordenar el territorio partiendo de una realidad concreta como el desorden, caos, especulación, necesidad de una demanda,
inversiones públicas y privadas, constitución de un ente
responsable
de
los resultados,
participación activa de un equipo
múltiple de profesionales y especialistas, generar empleo productivo,
desarrollar una región desde el punto de vista prioritario del turismo.
Sin duda que las autoridades tanto de los casos españoles, mexicanos,
franceses y peruanos han acertado en sus pronósticos de crecimiento y
cambio de sus realidades desde que concibieron las primeras luces de sus proyectos.
Décadas después, los resultados son exitosos por
cualquier lado en que se les mire.
No obstante, en aquel entonces las disciplinas del saber como la
ingeniería y arquitectura imperaban en el pensamiento de la planificación. Los enfoques
usualmente aceptados eran el del desarrollo económico, comunitario y el urbanístico. En la década del 70 la noción de
planificación cambia sustantivamente con la llegada de diversas y nuevas disciplinas dándose dos situaciones insospechadas:
a) La manera de encarar la planificación ya no es tan rígida sino que
ahora pasa a ser interdisciplinaria donde las opiniones de diferentes
áreas son tenidas en cuenta en una primera etapa.
b) Luego aparecen los llamados actores sociales que participan en esta planificación donde se enfatiza el proceso de gestión que hace uso del territorio y en donde la opinión de dichos actores se escucha e interpreta como un elemento válido.
En
ambos escenarios, la planificación del turismo se basa en principios
generales que orientan la explicación de varios hechos específicos que
hemos observado en el terreno pendular de la riqueza y la pobreza en el mundo en el que el turismo es un protagonista excepcional.
Esto implica un marco de referencia que contiene un
punto de vista
sistemático
de distintos fenómenos
como la pobreza, economía, gobiernos,
política, futuro, ventajas competitivas, PBI, riqueza, economía primaria, secundaria y terciaria, etc. que hay que vincular y
relacionar para trazar diagnósticos y objetivos de largo plazo.
Para cada caso de planificación, es preciso construir planteamientos nuevos cuyos alcances y profundidades permitan descubrimientos de la realidad actual y efectuar proyecciones y escenarios futuros. El rasgo
fundamental de esta realidad
es que los llamados países ricos han pasado a
un nuevo plano
del mercado internacional, pues
venden y
comercializan básicamente bienes correspondientes a la economía
secundaria y han dado un salto gigantesco hacia el boom de la economía
actual: la terciaria.
Por
tanto, producir bienes y servicios en esa magnitud significa poseer el conocimiento y la tecnología para llegar a tal grado en la producción.Es decir, los países ricos que
poseen estos
instrumentos tienen aseguradas varias décadas de bienestar y prosperidad para sus pueblos.
Inversamente, los países pobres carecen del conocimiento y tecnología para crecer lo que los pone en un trance infranqueable para salir de esa
situación. Se sustenta esta realidad desde el momento en que la mayoría
de
países pobres aún persiste en posicionarse en una economía primitiva
denominada primaria con la que conviven hace años.
Estimo que la distribución de la riqueza sigue y seguirá siendo desigual en la medida en que el statu quo se mantenga. Ahora bien, el detonante
de
esta situación es uno solo.
Ser portador del conocimiento y la
tecnología. Aquellos que los poseen se explican por su alto nivel de educación impartida
en sus escuelas universitarias e institutos de
investigación. Entonces habrá que planificar este nuevo escenario.
Nos preguntamos: ¿Cuánto tardará un país pobre, laborioso, creativo y emprendedor como el Perú para competir con
uno como Bélgica por ejemplo en la producción de bienes? Siendo benévolos, estimamos que no menos de dos décadas. Tal vez sea un caso similar o de mayor
magnitud para otros pobres. Pero es más sorprendente constatar que
precisamente estos países pobres continúan dramáticamente con dichas
políticas económicas de afianzar su economía primaria lejos de dar un salto cualitativo hacia la economía terciaria.
Nos seguimos preguntando, ¿Por qué
continuar con este esquema de desarrollo que sólo causa pocas oportunidades de empleo, usualmente sofisticado en
la
preparación de sus cuadros, que enajena,
destruye y
contamina?
¿Por qué la clase política y dirigente de nuestros predios
tiene este pensamiento
trasnochado?
¿Por qué no damos un giro
novedoso y planificamos hacia la economía terciaria para vender turismo que genera desarrollo más rápido, con más empleo directo e indirecto
que
todos los otros sectores de la economía mundial?
Identifiquemos los casos del Perú, Ecuador, Costa de Marfil y Kenia,
un
puñado de desafortunados del conocimiento y la tecnología. ¿Habrán
llegado a un nuevo plano de su desarrollo en el 2021 vendiendo materias primas o vendiendo turismo que es lo que tienen mejor, a la mano y de
maravilla? Esa es la cuestión a resolver por la planificación.
Extraído del libro Planificación Turística de Nuevos Destinos. 2da. Edición. 2014. Carlos Villena Lescano.
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