domingo, 18 de mayo de 2014

Camino al gran campeonato mundial de competitividad en turismo

  Está claro que para convertirnos en uno de los grandes motores de la economía nacional y ganarnos la credibilidad de la opinión pública, la clase política y los medios de comunicación para exponer lo que somos capaces de hacer por el país, debemos mostrar un alto nivel de competitividad. Es decir, la capacidad que tiene un país para lograr altas tasas de crecimiento, por lo que es necesario desarrollar un clima económico, político y social que le permita incrementar la productividad de sus factores de producción. Plan Nacional de la Competitividad.[1]

Pero la competitividad a la que nos referimos no son los clásicos y aburridos indicadores de cuántos turistas llegaron el año anterior o cuántos turistas nacionales se desplazaron por el país, ni los dólares que dejan o los soles que se gastan. No. Se trata de responsabilidades mayores que atañen a todos los involucrados y actores del escenario sin ninguna excepción.

Estamos hablando de compromisos superiores como incrementar el PBI sectorial con una alta tasa de crecimiento anual  dentro del marco del PBI nacional y su contribución sustantiva a éste. Estamos hablando de montos de inversión extranjera directa y nacional en planta turística y obras de infraestructura básica.

Estamos convencidos que uno de los grandes  temas de la competitividad se refiere también al caballito de batalla sectorial: La generación de empleo productivo anual. Este es el fondo de la cuestión. De la misma manera, agregamos el consumo generado y los impuestos pagados.

Abordamos este tema a sabiendas que su contenido tiene poco sentido en su ejecución. Queremos decir que si hasta ahora no logramos tales  altas tasas de crecimiento es porque no están definidos los roles que le corresponde a cada cual. Por ejemplo: La Asociación de Agencias de Viajes y Turismo de Piura. Es un gremio empresarial de prestigio en el norte. Con exactitud, ¿Qué es lo que debe de hacer para empujar el coche? Es decir, qué tareas exactas debe de ejecutar para alcanzar dichas altas tasas de crecimiento. ¿Quién le debe de comunicar esas responsabilidades y cuándo hay que verificar su cumplimiento?

No las sabe. Aún cuando son entusiastas y quisieran hacerlo. No conocen el camino ni los mandatos. De la misma manera, podemos hacer más abstracciones de la forma cómo no lo hacemos. Veamos un caso más. La Asociación de Lancheros del Puerto de Puno. Ellos quisieran producir más servicios de transporte turístico lacustre hacia los destinos clásicos del Lago Titicaca.

¿Quién les ha dicho cómo hacerlo? ¿Cuál es su responsabilidad para generar altas tasas de crecimiento? No lo saben. ¿Y la Asociación de Guías Profesionales de Turismo de Arequipa? ¿Quién les ha dicho cuáles son sus responsabilidades en materia de competitividad? ¿Qué deben de hacer exactamente?

Estas reflexiones sirven para mostrar lo desconectados que estamos para insertarnos en el mercado global con éxito. Sin embargo, creemos que los gremios, asociaciones, cámaras y organizaciones privadas constituyen el marco ideal para lograr altas tasas de crecimiento en la medida que alguien les diga cuáles son sus responsabilidades en la competitividad.

Pero tenemos otros caminos igualmente esenciales para la alcanzar la competitividad. Enmarcarnos en el Foro Económico Mundial y su ranking de resultados anuales sobre el turismo mundial. Nadie podrá decir que son nuestros enemigos debido a que no salimos bien parados de sus exámenes y evaluaciones acerca de nuestro performance. En el ranking general de competitividad de ese foro en el 2013, ocupamos el lugar 73 de 140 países.
Aquí hay muchas tareas por hacer, que de ejecutarse en el tiempo, podríamos dar varios saltos cualitativos en la medida que las responsabilidades y tareas sean repartidas, distribuidas y encargadas a cada unos de los actores  de los gremios, asociaciones o instituciones privadas, incluidas las casas de estudios superiores de turismo, entes públicos como los gobiernos locales, regionales y otras entidades directamente vinculadas con el turismo.
E incluso a las personas y profesionales independientes del turismo. Cada uno debe tener un rol y un papel a ejecutar. En el caso el autor de este ensayo, nadie nos ha dicho qué debemos de hacer para alcanzar la soñada competitividad. Naturalmente que intuimos muchas responsabilidades que nos toca hacer. Pero puede que actuemos en forma aislada y por nuestra propia cuenta.

Distribuir responsabilidades es igual que un equipo de fútbol. Para el entrenador que está convencido que ganar un campeonato, significa distribuir el juego según las capacidades de sus jugadores, dentro del marco de una estrategia. Cada uno un rol. Nadie se dispara por su cuenta, Sería un suicidio deportivo. Todos tienen bastante claro con quién deben de jugar, a quién hay que anular del equipo contrario, quién efectúa los penales, etc.



Pero en nuestro caso, no sabemos cuál es nuestro papel.  Con seguridad que miles de actores del sector intuyen su papel. Tal vez lo adivinen y jueguen su partido cada cual sin saber cuál debe ser su compromiso con el país. Por eso es que creemos que probablemente seamos solo un equipo de trabajo que no trabaja en equipo.

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