domingo, 12 de octubre de 2014

El nuevo alcalde y el turismo en Lima

El nuevo alcalde de Lima,  ganador de las últimas elecciones municipales de la semana pasada es el señor Luis Castañeda Lossio del partido Solidaridad Nacional. Su victoria ha sido tan espectacular como aplastante respecto de sus contendores. Ganó con el 51% de los votos entre 13 candidatos. Quiere decir que el electorado le ha encargado una muy difícil tarea de gobernar una urbe de casi 10 millones de habitantes, de manera que se trata de casi un país entero cuyas carencias y problemas urbanos tienen el carácter de urgentes. 

Hemos mostrado la semana pasado lo más relevante de las propuesta en las que el turismo no aparece explícitamente ni en la sombra. Probablemente para el nuevo gobernante no le sea prioritario debido a que hay dos problemas graves que la ciudad afronta. El transporte público que es un desastre y la seguridad ciudadana que es una lágrima. Sobre esos dos grandes ejes ha de administrar la ciudad el señor Castañeda desde el 1 de enero 2015 hasta el 31 de diciembre del 2018. Tiene poco tiempo para ejecutar las obras que en su plan de gobierno no aparen claras. 

Si tuviéramos que aguardar estas dos líneas de trabajo, el turismo se beneficiaría abiertamente si deja una ciudad ordenada en el transporte integrando  el servicio público de buses nuevos, metros, trenes, estaciones, taxis, paraderos, cómodos, rápidos y con el precio que haya que pagar a cambio de rapidez, eficiencia y  servicio. El turismo en Lima se tornaría interesante si un turista que llegase por el aeropuerto Jorge Chávez pudiera tomar el metro en el mismo aeropuerto y lo conduciría hasta el centro de la ciudad, aunque ahora tenemos varios centros.  Con un solo pasaje y un solo precio como lo hacen las ciudades civilizadas. Consiguientemente, si llegasen turistas nacionales o extranjeros a la ciudad por vía terrestre, deberían de hacerlo en grandes terminales de autobuses  en el sur y el centro porque en el norte ya hay una de excepcional calidad en el servicio e infraestructura.

Agregamos de nuestra cosecha en esa dirección, que el nuevo alcalde podría aprovechar esa gigante tarea en efectuar simultáneamente las señalizaciones del transporte con las del turismo que no tenemos por infortunio. En cuanto al tema más delicado que se ha comprado es el de la seguridad ciudadana que afecta tanto a los vecinos como a los visitantes vengan de donde vengan.  En este asunto, se debe de integrar también los servicios de vigilancia del serenazgo y la policía nacional  que contribuyan a operar de manera conjunta por el bien de la ciudad y sus turistas. Es  una vergüenza ver en los noticiarios los cotidianos asaltos a desprevenidos turistas que son objeto de robos. 

Ahora bien, de manera directa, el  nuevo alcalde tiene entre manos grandes eventos internacionales que se han de producir en Lima. El primero de ellos y el más importante son los Juegos Panamericanos el 2018. Para esa fecha ya debemos de tener una ciudad ordenada, conectada en sus líneas de transporte y segura pero que también promueva su turismo hacia ella con la participación de la empresa privada. El ejemplo más claro es la ciudad de París y su Oficina de Información Turística. Ese es el modelo a imitar y mejorar. Ver: http://es.parisinfo.com/

Esto significa que Lima debe tener su propio Plan de Turismo para encarar el crecimiento de su demanda, su fama de ciudad gastronómica, milenaria y de grandes culturas, virreinal e histórica junto al mar.  Entonces, hay que generar su propia marca y diseño de marketing que le es urgente. Aquí, un equipo de profesionales en turismo deben de respaldar al alcalde puesto que él es el primer anfitrión de la ciudad. 

Le recuerdo al nuevo alcalde que el turismo es una fuente inagotable de nuevos puestos de trabajo, consumo, inversión, nuevas empresas a las cuales ha de cobrarles los derechos municipales para que funcionen adecuadamente. Le auguro felicidades en su gestión y mucha suerte que le ha de hacer falta.

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