Desde que existe el turismo en el Perú en 1932, siempre hemos tenido la imagen de vender un solo producto: el turismo cultural. De allí es que la demanda mundial nos identifica fácilmente con cualquiera de nuestras grandes culturas del pasado, sus obras monumentales, artísticas y obra creativa. De ello hemos vivido por décadas. Con el tiempo, vino la competencia internacional muy fuerte como Egipto, China, México o la China los grandes rivales con los que nos fajamos día a día. Más adelante arreciaron otros productos y destinos que hicieron del mercado del turismo mundial una verdadera lucha competitiva.
Esta situación hizo que la demanda mundial escogiera nuevos destinos en función de sus deseos de descanso. Ciertamente que el producto cultural se inserta también entre este menú de tendencias de los compradores de hoy. Pero sus preferencias se encaminan hacia nuevas opciones que ya hemos anotado tantas veces entre los 10 segmentos de mayor venta rumbo al 2020: el turismo de naturaleza, aventura, sol y playa entre otros.
La famosa frase, diversificar la oferta turística para una demanda igualmente diversa vuelve al tapete, especialmente para el Perú cuyas potencialidades de país exótico rebasa largamente su tradicional papel de productor de turismo cultural. Su enorme variedad de recursos naturales, climas y paisajes que lo convierte fácilmente en un territorio con las 4 estaciones el mismo día y a la misma hora reflejan que hay mucho camino por recorrer y entrar al escenario de: a nadie le importa lo que quieras vender sino lo único que cuenta es lo que el cliente quiere comprar.
Y lo que quiere comprar esta demanda nacional e internacional es sol y playa, aventura y naturaleza. Precisamente lo que tenemos en abundancia. Entonces, proponemos la creación de nuevos destinos orientados precisamente a ese segmento de compradores de vacaciones, diversión entretenimiento y vacaciones. De paso, equilibramos la oferta localizada en el sur hacia el norte cuna de esto nueva oferta. Aquí el marketing entra a tallar con fuerza promoviendo inversiones y empleo productivo y digno para generar nuevos destinos, pulirlos, convertirlos en competitivos, posicionarlos y trasladarlos a la cancha del internet y redes sociales.
Aspiro y deseo fervientemente ser escuchado con estas propuestas y sueños, imagen objetivo y punto de partida de la planificación. Mis ideas se basan en crear 4 nuevos destinos en forma de grandes proyectos de trascendencia nacional y envergadura al estilo del famoso Plan COPESCO. Este último, tuvo un costo de 99 millones de dólares y se convirtió en su momento en referente de las inversiones del turismo mundial en la década del 70.
1. Producto de sol y playa: Costa de Tumbes y Piura.
Tumbes en el 2021 |
La idea es generar el pequeño Miami para una clientela nacional e internacional. Estas costas se asemejan a las del Caribe y ya hay una prueba concreta de su éxito con la operación de una marca ya establecida allí y que vende a manos llenas. En el 2021 debe ser un gran puerto capaz de recibir cruceros, un aeropuerto internacional y al menos unos 20 hoteles cinco estrellas con una capacidad de 500 habitaciones cada uno. Los empleos a generar bordean los 10 mil empleos directos. Los gobiernos regionales de Tumbes y Piura han construido una carretera costanera en toda su extensión del Pacífico y contamos con agua potable, alcantarillado y energía eléctrica. El pequeño Miami tiene entre sus clientes principales a Chile, Ecuador y Colombia. Entre los nacionales a familias, jóvenes, parejas, ejecutivos y congresos de Lima, Chiclayo, Piura y Trujillo.
2. Producto de naturaleza y aventura. Selva Central
El cliente principal es el mercado emisor de Lima que ha elegido como su destino tradicional de sus viajes preferidos a esta zona, de manera que aquí hay que profundizar el trabajo de marketing para una demanda ya ganada. La selva central se haya a unas 8 horas por carretera desde la capital hasta el punto de inicio de este circuito que se inicia en Tarma y concluye en Satipo y comprende el famoso Oxapampa, Pozuzo y Villarica. La selva brinda todo su furor propicia para el entretenimiento y el aprendizaje de nuevos conocimientos sobre la forma de vida de comunidades nativas. El producto es espléndido y su clima tropical. Es necesario promover las inversiones en al menos 10 hoteles de 5 estrellas de tipo resort de 500 habitaciones cada uno que acarreen al menos unos 5 mil nuevos puestos de trabajo. La puesta en operación del aeropuerto de Satipo es imprescindible para operar aeronaves de al menos 100 pasajeros.
3. Producto de cultura y aventura. Camino Inca en el tramo Huamachuco y Huánuco
Se trata de incorporar al mercado a no menos de 30 comunidades campesinas de la ruta promoviendo el turismo rural comunitario. La tramo en cuestión es uno de los más bellos de toda su extensión y amerita la inversión en unas tres mil camas en habitaciones campesinas generando unos mil nuevos empleos. Se requiere para el 2021 la rehabilitación del tramo, señalización, accesos carreteros, preparación del personal apoyo en marketing y un excelente trabajo de distribución. En algunos países de África y Asia, son los grandes tour operadores los que se encargan de facilitar estas tareas en sus propios motores de búsqueda.
4. Turismo de naturaleza. Circuito Nor oriental.
Comprende varias regiones del norte como La Libertad, Lambayeque, Cajamarca, Amazonas y Loreto. Es decir, la máxima expresión del conocimiento de la naturaleza incluyendo también notables visitas de orden cultural. El eje va desde el mar hasta el río Amazonas y es tal vez el mayor crédito que tiene el Perú para competir con productos similares en el mundo. Las inversiones mínimas van por las de infraestructura como muelles fluviales en Iquitos y Yurimaguas, carreteras de acceso y los atractivos se cuentan por cientos empezando con la observación de aves, flora y fauna de selva, navegación de ríos, lagunas, gastronomía de primer nivel. Hacia el 2021 debemos de contar aquí con unos 10 hoteles resort de 5 estrellas, con 500 habitaciones y unos 5 mil puestos de trabajo.
Este sueño se empieza trabajando en la academia con las escuelas de turismo, luego con sus empresarios y más tarde con las autoridades de turismo. Soñar no cuesta nada. Los grandes proyectos del mundo nacieron así. La planificación de nuevos destinos empieza así.
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