Hace poco una alumna me pidió mi opinión acerca de la organización institucional pública y privada del turismo peruano. Tuve una sola respuesta. Es el eslabón perdido del turismo nacional habida cuenta que según su presencia, existencia y eficiencia depende del cumplimiento de objetivos, metas y logros que ella misma se trace en el tiempo, y por tanto, el éxito de la gestión en sus distintos ámbitos provinciales, regionales y nacionales.
Si hiciera un poco de ciencia ficción podría argumentar que la base de un supuesto de crecimiento sectorial reposa ampliamente tanto entre el sector público y privado. Ambos lados están interrelacionados y enlazados firmemente rumbo a metas conjuntas. No tienen otra. Pero en especial, me referiré en esta ocasión a la naturaleza de los gremios privados nuestros con el propósito de entender mejor su papel en el tablero del ajedrez, y de esa manera, observar el papel que le toca jugar.
Partiré diciendo que hacer o construir el espíritu gremial es una tarea sumamente difícil y acaso una quimera. Más aún, cuando la quiebra institucional en todo orden en el país es casi una moneda corriente. Distintos investigadores sociales y la Universidad del Pacífico se han pronunciado acerca de este problema nacional respecto de debilidad institucional que nos aqueja. No es ajeno el turismo nacional con sus gremios.
Es sustantivo reflexionar sobre la organización gremial en esta hora debido a que los planes de gobierno en turismo que nos han de plantear los partidos políticos traerán, supongo, propuestas, objetivos y metas según sus concepciones políticas. Pero nada de ellos se ha de aplicar o lograr sino contamos con empresas, negocios, asociaciones, gremios, cámaras o federaciones sólidamente integrados, unidos y con el manto supremo de la representatividad, es decir, que reúnan los intereses legítimos de la mayoría de sus actores, estén asociados o no.
Tenemos un modelo de éxito sin duda de que esto es posible. Se trata de la Asociación de Agencias de Viajes de Arequipa, AVIT, hoy por hoy, el primer y más importante gremios privado del país no dicho por mí sino por su trabajo, resultados, logros y capacidad de convocatoria. Es el organizador de la famosa Feria Internacional de Turismo que promueve hace 24 años. Esto es posible cuando existe organización, gente comprometida, planes entre manos y enorme deseo de querer hacer.
La única manera de calibrar logros, resultados y éxitos es observar en un gremio su pasado y presente, la calidad profesional de sus dirigentes, la lealtad de sus miembros, los objetivos que se propongan, los congresos que convocan y la producción intelectual expresada en sus publicaciones. Por suerte, en el pasado, hemos tenido mucho de esto. Allí están las gestiones de las directivas de CANATUR; APAVIT y AHORA y pare de contar, Eran tiempos de los creativos y exitosos empresarios en medio de un escenario turbio en el que la caída de la economía y el terrorismo eran los actores del quehacer diario. Conocí a la mayoría de ellos y ellas. Grandes entre los grandes.
La virtud de aquellos era la capacidad de convocar a sus socios y actuar. Pero se fueron y con ellos, me parece, una generación de directivos y miembros de primera factura que ha dejado huella profunda entre los que conocen el escenario del turismo peruano. Entonces tenemos que recomenzar para contar con gremios como los de antes al ser escuchados y recibidos por los ministros y viceministros al primer llamado.
Para citar un pequeño ejemplo, los congresos de ANATO y su Feria Vitrina Turística colombiana son inaugurados por el presidente de Colombia quien se ha declarado a sí mismo, primer vendedor de turismo de ese país. Queda claro la representatividad de un gremio y su fuerza corporativa.
Esta reflexión viene a cuento en este sentido. El papel del sector privado es más que esencial por el conocimiento y experiencia sectorial que tiene el carácter de permanente a diferencia de la autoridad pública que es ave de paso. En esa dirección, es imperativo fortalecerlo formando nuevos cuadros dirigenciales porque las metas de arribos, clientes y ventas que se señalen hasta el 2021 solo serán posibles si tenemos empresas, negocios, gremios e instituciones privadas fuertes, representativas y sólidas.
En otras cercanas latitudes, los nuevos cuadros dirigenciales se forjan en escuelas. Creo que es un paso ineludible a dar para volver al brillo gremial que tuvimos y que hemos perdido. La productividad y competitividad a las que se aspira están en la cancha de ellos, de manea que no es posible ir más allá sin el concurso claro de los gremios privados.
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