
Afortunadamente este dilema
ha sido superado hace años con la llegada espectacular de los servicios, entre
ellos el turismo, como arma para genera desarrollo, inversión y empleo. Las
cifras resultantes son reveladoras en el ámbito internacional como nacional. No
hay duda de ello.
Ahora bien, ¿Cuál es el
fondo de lo que vendemos? Antes de
abordar una respuesta primero hay que reflexionar sobre algo muy simple. ¿Cuáles
son las ventajas competitivas que tienen para saltar al mercado y vender lo que
mejor tienen y desea comprar la demanda? En el caso del Perú, el Banco Mundial ha
señalado reiteradamente que nuestras ventajas son: la minería, el turismo, la
agroindustria y la industria maderera.

Entonces no vendemos
habitaciones de hotel sino un hogar fuera de tu hogar. No vendemos un plato de
comida sino sabores, colores, aromas y texturas. No vendemos cabinas de crucero
sino diversiones infinitas. No vendemos 3 días y dos noches como muchos siguen
aún con esa cantaleta del siglo pasado. Vendemos diversiones, entretenimientos
y fantasías. Leí en un aviso de un
diario gringo esto: No vendemos pompas fúnebres. Vendemos paseos por el fututo.
Aquí el marketing ha tenido una actuación destacada recomendando seguir esa
ruta.
Es importante esta aclaración
si repasamos lo que ha escrito el diario norteamericano USA TODAY la semana pasada refiriéndose al Camino Inca: una de las
diez increíbles aventuras del 2012. Precisa que “la aventura de ocho días sale del fuerte
trekking del Camino Inca, pero no escatima en momentos importantes de
inmersión cultural”, y luego añade que “puedes navegar por el
curso del río Urubamba, ver los tesoros en uno de los más grandes mercados
tradicionales del Perú y comer comida peruana, todo eso como preludio de dos
días de exploración en Machu Picchu y los misterios del templo de la luna”.

Entonces estamos ante un escenario en el que debemos de
perfilar, mejorar y actuar sobre la base de lo que quieren los turistas y no sobre
lo que quiere el operador local. Aquí cada cual insiste en sus habitaciones,
asientos de bus o el menú de un restaurante. Estamos lejos aún de vender como
recomienda el marketing y pasar a la vía de colocar productos siguiendo las tendencias del mercado mundial. Pero estos
dos casos que hemos presentado brevemente son la mejor forma de advertir a los
que creen que el mercado no se mueve que estamos en otra.
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