domingo, 26 de enero de 2014

Machu Picchu y su futuro.

Ciertamente que nuestro primer producto tiene mucho futuro y hasta el fin de la eternidad. Nos ha dado mucho prestigio, nombre, inversiones y puestos de trabajo. Le debemos el inicio del turismo peruano desde que la primera ley nuestra ordenara atender las corrientes turísticas que llegaran a Cusco en 1932. Desde esa fecha hasta la actualidad se ha producido una serie de acciones para su puesta en valor, promoción, obras de infraestructura, capacitación e inversión pública y privada en distintos niveles y planos.

Entonces devino el inevitable crecimiento que ha llegado a trastocar todas sus estructuras al punto que la cosa se torna inmanejable por la cantidad de aristas que hay que sortear, evaluar, ejecutar y resolver sobre la marcha. De la demanda que conocí hace unas 4 décadas en mi primer viaje con mi promoción de la Escuela Nacional de Turismo allá por 1971, era apenas de unos cuantos cientos al día. Hoy en pleno 2014, el mínimo que se conoce dizque es de 2500 al día, pero esa cifra es un tanto cómica debido que la venta de boletos  en los trenes que llevan a los turistas hacia este punto supera largamente los 3 mil diarios.

Se agrega a este delicado problema, citaré acaso los más sensibles, la existencia de una sola vía para llegar: el ferrocarril operada por tres empresas. Aquí se ha originado un problema serio. El servicio prestado a los turistas que tienen sus propios horarios y vagones y el ofrecido a las poblaciones locales con otras modalidades de venta y precio.

Solamente hay un solo acceso y un horario de visita rígido que termina a las 5 de la tarde.  Los operadores sugieren abrir otros nuevas puertas de ingresos y ampliar los horarios. El monopolio que existe en el transbordo que hay que hacer de los trenes a los microbuses que conducen desde la parte baja de las  montañas  hasta la cumbre. La solución propuesta hace años es poner en operación un  teleférico ultra moderno al que se han opuesto sin duda los dueños de estos microbuses. 

En la antigua estación de tren desde donde bajas los turistas para ascender, en sus alrededores habían unos cuantos artesanos. Hoy día hay miles al punto que esta población se ha convertido en distrito con alcalde y todo. La  distribución urbana de este poblado es un desastre que ha crecido sin ton ni son.

Pero lo más grave es que desde hace décadas la situación se mantiene tal cual sucediéndose  las administraciones del gobierno central, regional y local sin que nadie haya dado solución definitiva e integral al problema. Jugamos aquí a la flor y nata del Estado peruano: la superposición de autoridades y poderes. Todos quieren mandar,  ser superiores y tomarse la foto. Lo único es que ha habido y hay un deficiencia notable en la administración y gestión. Diremos que el famoso Cuadro de Comando no existe.

Quiénes son las autoridades en este esquema? Alcalde de Machu Picchu, Gobierno Regional, MINCETUR, Ministerio de Cultura, Ministerio de Agricultura, DIRCETUR, además de gremios empresariales privados y una fila de asesores. Todos opinan pero nadie da soluciones. Con este cuadro es difícil proponer mejoras y hacer más amigable las visitas de los turistas a  nuestra primera joya de la casa.Pero las cosas siguen igual. sin cambios. 

Entonces creo que se hace preciso cancelar este estado de cosas nefasto y recomenzar con una sola autoridad nacional que gobierne, ejecute, mande y solucione. 





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