
En la aristocracia limeña se contaban a condes, duques y marqueses, propietarios, terratenientes, y explotadores sin duda. El abuso del poder fue minando poco a poco esta estructura de gobierno. Un virrey llegó a decir que hasta los ladrillos de San Marcos, refiriéndose la universidad más antigua de América, eran insurgentes.
Pasada esta etapa de la vida del Perú, centurias después y en pleno 2014, nos encontramos con un país inmensamente rico pero mal administrado sin que los gobernantes de turno con esa riqueza entre manos nos hayan llevado a la tierra prometida o ser un país en otra posición. Sin embargo, la visión del futuro empieza a tejerse para convertir las actividades económicas que desarrollamos en verdaderas potencialidades, fortalezas y detonante para ser un país del primer mundo que lleve bienestar a todos los peruanos con la herencia que nos han dejado nuestros ancestros.

La riqueza de nuestra cultura viva es la mayor que se asienta en su inagotable música y danzas, culturas diversas, gastronomía y festividades, mitos y leyendas.
Nuestra visión del futuro al 2021 no es un sueño
aunque se necesitan de sueños para planificar y crecer. Bastan pocas cosas por
hacer pero con resultados en lugar de los tediosos planes de
turismo que hemos tenido y ninguno cumplido. Hasta el Bicentenario de la
Independencia del Perú falta relativamente poco tiempo. Pero para todos es un
momento de reflexión heroica para que nuestro sector se convierta en uno de los
motores esenciales de la economía nacional, respetado por su capacidad
profesional, imaginación y creatividad para emprender grandes proyectos de
trascendencia nacional.
Si hasta el 2016 contamos con la carretera
longitudinal de la sierra y si se agregasen un par de puertos marítimos, uno
fluvial y comunicaciones de última generación en nuestro país, el condicionante
eterno de falta de infraestructura básica para crecer se acortará. Entonces el
2021 viene en forma de sonrisa. Con este apoyo sustantivo, el turismo en el país
pasará sin duda a una nueva etapa en su vida institucional que se inició en
1932.

No destruimos los recursos naturales ni contaminamos,
somos un producto de exportación no tradicional que supera en facturación a
muchos metales, generamos miles de puestos de trabajo y damos valor agregado a
nuestros servicios. Aquí vale la pena destacar que comparativamente la micro
industria que tenemos que aspira a ser industria con mayúsculas, tardará varias
décadas en convertirse en tal hasta que tengamos los conocimientos y la tecnología
que no los tenemos. Además del ejercito de técnicos que necesitamos para esa
industria y que tampoco poseemos.
En cambio, con el turismo entramos a las ligas mayores
de las economías del mundo, es decir, el desarrollo de la economía terciaria.
La de los servicios e intangibles. Feliz día Perú, hermosa tierra de oportunidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario