miércoles, 26 de junio de 2024

Conocimiento y experiencia en la gestión del turismo

 A lo largo de mi larga carrera profesional dedicada al turismo y hotelería, siempre he querido tratar este tema, ahora con mayor sapiencia que antes, debido a que esta profesión  no logra cuajar todavía entre la gama de carreras universitarias que existen en el mundo y, por consiguiente en el Perú.

Desde la época en que egresé de la Escuela Nacional de Turismo en 1971, los gestores del turismo de la autoridad gubernamental, gremios y empresarios, todos ellos tenían otros antecedentes académicos o no contaban con ellos. Así fue cómo se abrieron paso en la conducción sectorial a fuerza de mucha experiencia ganada en el terreno del ensayo-error. Reconozco en muchos viceministros, directores generales, empresarios y gestores de entonces, su entusiasmo e interés por descubrir cuál debería ser el lugar que debería tener el turismo dentro de las actividades económicas del país. 

Gracias a ellos, empezamos a dar los pimeros pasos. Así fueron adquiriendo experiencias sucesivas, ganando espacios, logros, éxitos y hasta aparecer en los rankings internacionales. Mi aplauso y agradecimiento a los fundadores de los que tengo memoria, a los primeros directores generales de Turismo del ministerio  de turismo peruano y los hoteleros, agentes de viajes y operadores cuya larga lista la encuentro por fortuna en las historias gremiales de sus instituciones. 

Pero el devenir del tiempo nos llevó a otro escenario distinto y sorprendente: la sociedad del conocimiento en la que no vale tener solo experiencias sino portar  las armas del saber, las competencias profesionales, la investigación, innovación, tecnología y la gestión profesional pública y privada que ofrece la academia  en sus escuelas técnicas y universitarias del turismo y hotelería del mundo. 

Escuché miles de voces en las que bastaba que un caballero amigo del gobernante de turno haya viajado por el mundo para otorgarle de facto su calidad de hombre que sabe de turismo. Hago una inevitable distinción. Pocos de ellos hicieron una impecable gestión cuya lista guardo para mí. Luego  aparecieron las primeras escuelas de hotelería en el mundo como la École Hoteliére de Lausanne en 1893 y, más tarde la Universidad de Cornell y su Escuela Hotelera en 1922. Desde allí, el conocimiento científico de la hotelería y más tarde las escuelas de turismo entraron a profundidad a impartir ensañanzas profesionales, dedicadas, sistematizadas y organizadas basadas en la teoría pero en especial en sus talleres de prácticas.  España  abrió su primera escuela de turismo en 1957. 

En el Perú, la profesión turística tiene una larga data que va desde 1940 cuando se crea la Escuela de Cicerones, más tarde, en 1950 la Escuela de Guías de Turismo, en 1965 la célebre Escuela Nacional de Turismo, en 1978 el CENFOTUR y en paralelo la primera escuela universitaria de Turismo y Hotelería en la Universidad San Martín de Porres. 

Con dichas escuelas llegaron los nuevos conocimientos de gestión basados en el marco conceptual del turismo, el posicionamiento, la administración, economía, planificación, investigación, marketing y las competencias en idiomas.   Las escuelas técnicas empezaron sus tareas orientando sus proyectos educativos hacia la operación de los servicios. 

En las últimas 5 décadas, período de mi presencia profesional en el sector, los resultados y logros de la academia en la calidad formativa de sus egresados se obervan fácilmente al  comprobar los altos cargos que desempeñan en la hotelería por ejemplo, los que siguieron la ruta del emprendimiento donde conducen sus propios negocios en el turismo y la gastronomía aplicando los conocimientos que aprendieron en las aulas. 

Esta nueva hornada y generaciones de profesionales del turismo y la hotelería le ha dado un nuevo giro a la fuerza laboral especializada que ahora cuenta con un mayor número de egresados con grados y títulos e integrantes del Colegio de Licenciados en Turismo creado por mandato de la ley peruana para ejercer esta profesión. 

De manera que ahora nos encontramos ante una nueva disyuntiva. ¿Debe imperar el conocimiento sobre la experiencia  profesional para resolver los grandes problemas sectoriales o tal vez ambas opciones? 

Empezaré con una reflexión clara y simple que viene de la filosofía. Ramírez (2019) sostiene que la experiencia no puede sustituir al conocimiento pues para ello se requieren estructuras  formales, conceptuales, mentales, organizativas, subjetivas llamadas operaciones del entendimiento. 

Es por ello que varios líderes de la gobernanza del turismo en América Latina provienen de la academia. Por ejemplo, el lic. en turismo y hotelería Don Miguel Torruco, Secretario de Turismo del Gobierno de México es egresado de la Universidad de Cornell, el director nacional de SERNATUR de CHile es el administrador y  magíster en  turismo, Don Cristóbal Benítez quien viene de la Universidad Austral y Andrés Bello de Chile. Contrariamente, la ministra de Turismo de Brasil es doña Daniela Carneiro, licenciada en Pedagogía y posgrado en Psicomotricidad. ¡Que Dios la ilumine en su gestión! 

Entonces, nos encontramos frente a una nueva realidad para entender el enorme riesgo que se corre para discernir entre el conocimiento profesional de una especialidad y la experiencia repetitiva. En esa dirección y en plena sociedad del conocimiento, nos queda activar en firme el mecanismo de la calificación, certificación y titulación de toda la fuerza laboral del turismo peruano, concretamente de arriba hacia abajo, es decir, titulando en turismo y hotelería a sus cuadros directivos, superiores y de gestión públicos y privados. Recién allí nos convertiremos en una actividad competitiva, poderosa, creativa e innovadora con el paradigma de la tecnología. 

Nos queda por elegir:

1. Un profesional que conduzca un negocio o una actividad pública sin ningún antecedente académico pero que esté vinculado a la gestión en turismo.

2. Un profesional que conduzca un negocio o una actividad pública con otro antecedente académico pero que esté vinculado a la gestión.

3. Un profesional que conduzaca un negocio o una actividad pública con mucha experiecia sectorial pero sin conocimientos profesionales.

4. Un profesional que conduzaca un negocio o una actividad pública con conocimientos, con grados y títulos universitarios en turismo y hotelería con  experiencia en la gestión sectorial. 

Una demostración y prueba contundente de las líneas arriba señaladas es este delicioso vídeo que adjunto cuyo protagonista principal es el campeón mundial de los emprendedores, Don Máximo San Román en su primer trabajo. Es una escena de dos maestros, uno del conocimiento y el otro de la experiencia. Ustedes obtendrán sus propias conclusiones. 



Referencias:

Ramírez Alejandro. (2019) Jorge Millas y el conocimiento como una sustitución de la experiencia. Revista de Filosofía. Volumen 76 213-216. Universidad de Chile.

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