La primera cuestión a entablar es deslindar qué es turismo y qué
no debido a las distintas versiones que leemos y que lejos de esclarecer un
hecho concreto lo oscurecen aún más. Por ejemplo: Cristóbal Colón fue el primer
turista de América o que los romanos hicieron turismo en sus conquistas.
Podemos decir lo mismo de los incas que conquistaron y viajaron por toda
América del Sur. Pero no hicieron turismo en sus viajes.
Lo que queremos precisar es que el turismo tiene una concepción
moderna, reciente y se inserta dentro de un escenario específico que le dio
vida dentro de condiciones y características propias en el mundo moderno.
Por tanto, este fenómeno tal cual lo conocemos hoy es un hecho
enteramente nuevo, pues data desde mediados del siglo XIX hasta el presente.
Para decirlo con más precisión esta actividad comienza con el primer agente de viajes: el señor
Thomas Cook en 1841.
Y coincidiendo con la mayoría de autores e investigadores, el
turismo propiamente empieza después de la segunda guerra mundial. Con ello
queremos señalar que el turismo es una actividad decididamente contemporánea,
producto y consecuencia de la civilización actual y del desarrollo industrial
que se origina con el logro de conquistas sociales, técnicas y políticas
fundamentales más tarde en el siglo XX.
Los logros que hemos anotado líneas arriba se refieren a las ocho horas de trabajo, el ocio y las
vacaciones anuales pagadas, el libre tránsito y circulación de las
personas dentro de un país y fuera de él como consagra la Declaración de
los Derechos Humanos, el desarrollo vertiginoso de los transportes y la
organización de los viajes como un producto.
Lo señalado anteriormente pretende poner las bases fundamentales
de la concepción del turismo desde una perspectiva de su causalidad y efectos
concretos aparecidos en momentos en que
sus componentes o piezas esenciales se unen en un determinado espacio y tiempo
para echar a andar un nuevo fenómeno social, económico y ambiental que cambiaría
el futuro de cientos de países y millones de personas al punto de convertirse en
uno de los motores del desarrollo actual.
El comentario anterior pretende esclarecer que no es lo mismo la
historia de los viajes que la historia del turismo. Ambas se han
desarrollado en épocas diferentes. Podemos decir que los viajes son en cierta
manera pioneros del turismo actual por haberse producido dentro de ellos
algunas características que han contribuido al mejor estudio y comprensión del
turismo moderno.
Se puede viajar sin hacer turismo, pero no se puede hacer turismo
sin viajar es un viejo principio que establece la diferencia entre una idea
y otra. Con seguridad no se hace turismo cuando se viaja por razones de
trabajo, por causales migratorias, catástrofes naturales o rumbo al exilio o por
razones políticas. Contrariamente, se hace turismo con el requisito natural de
viajar, desplazarse por motivos pacíficos, libremente, por recreación,
vacaciones, tiempo libre, descanso y aún para estudiar o hacer negocios.
Es sumamente importante saber distinguir desde un principio que en
la historia de los viajes, durante dieciocho siglos y medio, han sucedido
traslados de personas fuera de su residencia habitual por diversos motivos,
entre ellos, los culturales, comerciales, curiosidad, salud o religión. Pero,
innegablemente, también forman parte de este largo período: los viajes de
conquista, expediciones y luchas militares, la emigración masiva de pueblos
enteros, viajes forzados de esclavos, condenados y deportados.
Ciertamente este no es el pasado del turismo, y no podría serlo,
porque en él hubo destrucción, violencia y muerte. Hoy en día, el turismo en el mundo es un
símbolo de paz y entendimiento entre las naciones y vehículo de progreso y
desarrollo.
Por ello es que observamos una diferencia sustancial del turismo
moderno con los viajes del pasado. No obstante, para comprender en toda su
magnitud el fenómeno actual es preciso conocer las razones, causas y
motivaciones de los viajeros de antaño, haciendo una primera advertencia: sólo
nos referimos a los viajes efectuados por hombres libres que viajan por propia
voluntad y con fines esencialmente pacíficos.
Este texto es parte del Capítulo I de mi Introducción al Turismo. 12da. Edición próxima a salir a la luz.
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